La pregunta no es si debe dejar su cargo el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha, sino si el centro va a continuar apoyando a un mandatario que ha significado ser un lastre para los sinaloenses y bajo sospecha de colusión con el crimen organizado. Si verdaderamente las familias de dicho estado importan, el mandatario debió dejar el cargo al momento que se probó por la FGR el montaje o encubrimiento de la fiscalía local en el asesinato del rival político Melesio Cuén, hecho que, por cierto, convalidaba la versión de El Mayo Zambada que comprometía gravemente al mandatario.
Rubén Rocha, cadáver viviente
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