El Mundial de Clubes 2025 se ha convertido en un verdadero reto físico y logístico para jugadores y equipos, debido a las condiciones climáticas extremas que predominan en verano en Estados Unidos. Este escenario anticipa lo que se vivirá dentro de un año, cuando el país coorganice la Copa Mundial 2026, entre lluvias eléctricas y altas temperaturas.
Hasta ahora, tres partidos han sido suspendidos temporalmente por tormentas eléctricas, ante el riesgo que representa la caída de rayos tanto en la cancha como en las gradas.
TE PUEDE INTERESAR: ¡América manda! Flamengo remonta y vence 3-1 al Chelsea en el Mundial de Clubes 2025
El primer juego afectado fue Ulsan vs. Mamelodi Sundowns en Orlando.
Después, Pachuca vs. Salzburgo en Cincinnati, que se detuvo por más de una hora.
Finalmente, este jueves se pausó el Al Ahly vs. Palmeiras.Pese a las interrupciones, todos los encuentros se lograron completar sin necesidad de reprogramarlos.
HIERVE EL CAMPO DE JUEGO
Por otro lado, en otras sedes el principal enemigo ha sido el calor extremo. Ante esto, la FIFA ha implementado pausas de hidratación en cada tiempo para proteger la salud de los futbolistas.
Un ejemplo fue el duelo entre PSG y Atlético de Madrid, disputado con una temperatura de 32 °C y una humedad del 60%, lo que elevó la sensación térmica considerablemente.
En Miami, donde se concentran varios equipos, el clima ha rondado los 28 °C, pero con una humedad del 76%, que hace que la sensación sea aún más sofocante.
Estas condiciones han obligado a los jugadores a adaptarse tanto dentro como fuera del campo. En los partidos suspendidos por tormenta, deben realizar calentamientos extra antes de reanudar el juego, mientras que el calor afecta no solo el rendimiento en cancha, sino también los traslados, entrenamientos e incluso el descanso nocturno.
EL CLIMA PARECE VENTAJA PARA ALGUNOS
Mientras que jugadores europeos muestran mayor dificultad para adaptarse a estas condiciones, futbolistas de Sudamérica, Norteamérica y África parecen resistir mejor las inclemencias climáticas, acostumbrados a temperaturas y humedad similares en sus países de origen.