Este cronista vive la hermosa vida del juglar. Es hermano de sangre de los viejos cómicos de la legua que iban por los caminos de Dios en busca del pan y el vino. Eso, y “bona fembra con la qual yacer”, decía don Gonzalo de Berceo, es todo lo que necesita el hombre para vivir en paz.
Historia de un raro amor
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