Para especialistas en asuntos internacionales, a la llegada de Ronald Johnson a la Embajada de Estados Unidos en México, en enero próximo, habrá mayor presión sobre el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para combatir al crimen organizado y así evitar que siga el ingreso de estupefacientes al país vecino, por lo que auguran tiempos difíciles en la relación.
Consultados por EL UNIVERSAL, destacan que Johnson, exembajador en El Salvador y exintegrante de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) es diametralmente opuesto al embajador estadounidense saliente Ken Salazar, quien respaldó al gobierno de la llamada Cuarta Transformación en la gestión de Andrés Manuel López Obrador.
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Dicen desconocer si EU decidirá enviar a sus fuerzas a territorio nacional para aprehender a cabecillas del narco mexicano, pero de lo que sí están seguros es de que Trump está dispuesto a superar a la administración Biden, que en agosto pasado realizó una operación encubierta en Sinaloa para capturar a Ismael “El Mayo” Zambada.
”Es un cambio sumamente radical. Del día a la noche. Desde Josephus Daniels, quien fue embajador con el expresidente Lázaro Cárdenas, no habíamos tenido un embajador con un perfil político más claro. Salazar lo que hizo fue hacer política, tratar de conciliar con el gobierno obradorista. Lo logró en buena parte de su encargo, pero el que viene no tiene ganas de hacer política ni nada que se le parezca”, dice el analista Leonardo Curzio.
Desde su perspectiva, el mensaje que manda Trump es claro: que el gobierno mexicano no baje las manos en el combate a los cárteles de las drogas.
”Nos mandan a un señor que tiene formación de inteligencia, ha sido boina verde y además fue embajador ante [Nayib] Bukele [presidente de El Salvador]. Naturalmente, pues no vamos a hablar de chocolate espeso ni de polvorones, no. Vamos a hablar de seguridad como tema fundamental. El mensaje es diáfano”, subraya.
También columnista de EL UNIVERSAL, Curzio dice que el Entendimiento Bicentenario, marco con el que se relacionó la administración Biden con López Obrador, está en decaimiento.
“En el momento en que Estados Unidos entró al país y sin avisar se llevó a ‘El Mayo’ Zambada, fue evidente que se necesita un acuerdo diferente (…) México tiene que mostrar una mucho mayor eficiencia en (…) su combate al crimen organizado”.
”El anterior presidente apostó por la estrategia de las causas y fue un fracaso. El número de homicidios creció, al igual que buena parte de los delitos. El gobierno ha tenido pocas detenciones, muy pocas, y por tanto el elemento fundamental es que (…) tiene que mejorar su eficiencia”.
Agrega que Donald Trump “es un macho viejo, igual que Andrés Manuel, y por tanto son individuos tremendamente orgullosos, y si su antecesor logró el éxito de llevarse a ‘El Mayo’ Zambada, él buscará llevarse una cabellera del mismo tamaño”.
Eunice Rendón, especialista en temas migratorios y de seguridad nacional, opina que uno de los temas prioritarios para Trump durante su mandato será la seguridad, muy por encima de la política migratoria: “Va a estar más duro con el tema de seguridad incluso que con el propio tema de migración. Hoy la prioridad es el fentanilo, es el tema del crimen, y él lo ha dicho en uno de sus lemas: Let’s make the United States safe again”.
Precisa que por su intención de devolver la seguridad a Estados Unidos, designó a Johnson como embajador en México: “El gobierno de la República debe tener cautela, pero no ser distante, al contrario. Parte del problema que existe hoy en la relación bilateral se ha dado a partir del distanciamiento que han tenido ambos gobiernos por una falta de entendimiento en los temas de seguridad”.
La internacionalista y académica de la Universidad Iberoamericana Arlene Ramírez expresa a su vez que ante ese “fichaje” trumpista, la administración de Claudia Sheinbaum debe prever una estrategia de contención y de cooperación para todo lo que se deba afrontar.
”Hay que afinar tanto el gabinete de seguridad como la Secretaría de Economía y la Secretaría de Relaciones Exteriores. Hay que poner más que personajes de peso político, estrategas que tengan sumamente clara la intención y que comprendan la ideología trumpista, y sobre todo el peso específico que va a tener México ahora para consolidar ese proyecto de Donald Trump en Estados Unidos”.
”Más allá de las cúpulas o de los grupos políticos, hoy se requieren estrategas que sepan hablar de tú a tú, de cara y mirando a los ojos a las contrapartes. Se necesita gente que pueda construir una política de seguridad diferente”, recalca.
La académica comenta que a dos meses de que inició la gestión de Sheinbaum Pardo, aún no se vislumbran visos de un viraje en materia de seguridad ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
”Todavía no vemos claramente un cambio profundo en materia de seguridad. Y el contrapeso más importante que va a tener México no va a estar interno, sino va a venir de Estados Unidos y del exterior en general. Los frentes que tenemos hoy abiertos con Estados Unidos van no solamente en la parte comercial y en la parte de seguridad”.
”Será fundamental para el gobierno de la presidenta Sheinbaum que se logre entender esa evolución de la relación México-Estados Unidos y que se actúe cuidando el interés prioritario de los mexicanos, pero sobre todo que México logre retomar la cooperación en los temas que son importantes para el desarrollo bilateral”, considera Ramírez.