Déjeme empezar por lo malo. Es cierto que el Tren Maya costó el triple de lo que se presupuestó. El presidente López Obrador prometió que costaría 150 mil millones de pesos y ya superó los 550 mil millones de pesos. Y eso que sigue sin terminarse, falta el último tramo. Se inauguró incompleto, desorganizado. Con las terminales a medias. Era tal el desorden que hasta los precios de los alimentos vendidos abordo cambiaban de vagón a vagón.
El Tren Maya sí sirve… y mucho, pero sólo al régimen
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