
NUEVA YORK- En el callejón de los centros de datos del norte de Virginia, edificios sin ventanas del tamaño de hangares de aviones alimentan la industria de la inteligencia artificial estadounidense, que está inmersa en una carrera contra China.
Sin embargo, estos centros de datos dependen cada vez más de China, el rival geopolítico de Estados Unidos, para una tecnología vital: las baterías.
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Estas instalaciones pueden consumir tanta electricidad como una ciudad pequeña, y sobrecargar las redes eléctricas locales. Incluso los parpadeos pueden tener efectos en cadena y corromper la sensible codificación informática de la IA.
Para hacer frente a esta situación, los gigantes tecnológicos pretenden comprar miles de millones de dólares en grandes baterías de iones de litio, un campo en el que “China es líder en casi todos los componentes industriales”, dijo Dan Wang, experto en el sector tecnológico chino de la Institución Hoover de Stanford. “Van por delante, tanto tecnológicamente como en términos de escala”.
A poca distancia de los centros de datos, en el Pentágono, los militares lanzan advertencias similares, aunque por motivos diferentes. Los estrategas militares, que observan cómo se reinventa la guerra moderna en Ucrania, afirman que las fuerzas armadas necesitarán millones de baterías para alimentar drones, láseres y otras innumerables armas del futuro.
Muchas de esas baterías también proceden de China.
El dominio chino de las baterías ha sido durante mucho tiempo un problema para industrias como la fabricación de automóviles, pero ahora se considera cada vez más una amenaza para la seguridad nacional. En la actualidad, las fuerzas militares estadounidenses dependen de las cadenas de suministro chinas para unos 6000 componentes individuales de baterías en distintos programas de armamento, según Govini, una empresa de análisis de defensa.
“La realidad es muy cruda”, dijo Tara Murphy Dougherty, directora ejecutiva de Govini, en una reciente reunión de altos funcionarios de defensa e industria en California. “Hay piezas extranjeras en el 100 por ciento de nuestros sistemas de armas y plataformas militares”.
China comprende la importancia de estas baterías. El 9 de octubre, en medio de crecientes disputas comerciales, China amenazó con limitar las exportaciones de algunas de sus tecnologías de iones de litio más avanzadas, incluidos componentes fundamentales como ánodos y cátodos de grafito.
El gobierno de Donald Trump se enfrenta a un dilema.
Cuando el presidente Trump llegó al poder, su gobierno inicialmente congeló miles de millones de dólares en subvenciones federales de la era de Joe Biden para la fabricación de baterías, agrupándolas con los vehículos eléctricos, las granjas solares, los aerogeneradores y otras tecnologías de energía limpia a las que Trump había querido restar importancia. Trump ha despreciado los coches eléctricos y los ha calificado de “estafa”.
Sin embargo, más recientemente, el gobierno ha llegado a considerar que la tecnología de las baterías es fundamental para muchas de las cosas que más le importan, como la inteligencia artificial y la defensa. En entrevistas, más de una decena de ejecutivos de la industria de las baterías, grupos de cabildeo, expertos militares y otras personas cercanas al gobierno dijeron que la Casa Blanca había mostrado un creciente interés en fomentar una industria nacional de baterías desvinculada de China.



