El consumo excesivo de sal se ha relacionado con diversos efectos adversos para la salud, en particular en la salud cardiovascular. Si bien el sodio es un mineral esencial para las funciones corporales, su consumo excesivo puede afectar significativamente la salud cardíaca.
Por qué el exceso de sal eleva la presión
Cuando la sangre contiene demasiado sodio, el organismo retiene agua para diluirlo. Este exceso de líquido incrementa el volumen sanguíneo y, con él, la presión dentro de las arterias. Con el tiempo, los vasos sanguíneos pierden flexibilidad y el corazón debe esforzarse más para bombear. Esta combinación favorece la hipertensión, uno de los principales factores de riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
El sodio y su función en el organismo
El sodio es un electrolito esencial, crucial para el mantenimiento de diversas funciones fisiológicas del cuerpo humano. Presente principalmente en los líquidos extracelulares, desempeña un papel fundamental en la regulación del equilibrio hídrico, asegurando niveles adecuados de hidratación y controlando la presión arterial. Los iones de sodio facilitan la transmisión de los impulsos nerviosos, permitiendo una comunicación eficiente entre las células nerviosas y favoreciendo la contracción y relajación muscular, incluyendo el latido rítmico del corazón. Además, el sodio contribuye a mantener el equilibrio ácido-base del cuerpo y facilita la absorción de nutrientes, lo que lo hace indispensable para el funcionamiento general del organismo y la homeostasis.
El impacto del exceso de sal en la presión arterial
Retención de líquidos: Los niveles altos de sodio provocan que el cuerpo retenga más agua, lo que aumenta el volumen de sangre en el torrente sanguíneo. Esto ejerce presión adicional sobre los vasos sanguíneos, lo que provoca presión arterial alta.
Rigidez arterial: El consumo excesivo de sal puede provocar que los vasos sanguíneos pierdan flexibilidad y se vuelvan más rígidos, lo que contribuye a una presión arterial alta. Las arterias más rígidas dificultan el flujo sanguíneo, lo que aumenta la presión en las paredes de los vasos.
Función del riñón: Los riñones desempeñan un papel crucial en la regulación del equilibrio de sodio en el organismo. Un consumo elevado de sal puede alterar este equilibrio, obligando a los riñones a trabajar más para eliminar el exceso de sodio. Este aumento de la carga de trabajo renal puede afectar su función e influir indirectamente en la regulación de la presión arterial.
Hipertensión
La hipertensión arterial persistente puede ser consecuencia del consumo excesivo de sal a largo plazo. Y es un factor de riesgo importante de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares.
Pasos sencillos para reducirla
*Lee las etiquetas: busca productos bajos en sodio o con versiones “reducidas en sal”.
*Cocina en casa: controla la cantidad de sal y usa hierbas, especias, limón o vinagre para dar sabor.
*Reduce gradualmente: el paladar se adapta y en pocas semanas necesitarás menos sal.
*Cuida las salidas a comer: pide salsas aparte y pregunta si pueden preparar los platillos con poca sal.
*Prefiere fresco: frutas y verduras son naturalmente bajas en sodio y ricas en nutrientes.
*Enjuaga enlatados: escurrir y enjuagar frijoles o verduras reduce hasta 40 % su contenido de sodio.
*Mantente hidratado: beber agua ayuda a eliminar el exceso de sodio del organismo.
Beneficios visibles y duraderos
Bajar la sal no solo ayuda a normalizar la presión arterial, también reduce el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares, protege los riñones y mejora el equilibrio de líquidos en el cuerpo. En pocas semanas muchas personas notan menos hinchazón, mayor energía y un bienestar general.
Adoptar una dieta baja en sodio no significa renunciar al sabor, sino redescubrirlo. Con pequeñas decisiones diarias —como cocinar más en casa y moderar el uso del salero— es posible cuidar el corazón y los riñones, y disfrutar de una vida más larga y saludable.(Con información de Continental Hospitals).