En el norte de México, Saltillo se alza como un destino que entrelaza historia, naturaleza y una de las gastronomías más representativas del País. Con su herencia virreinal, paisajes contrastantes y paradas llenas de sabor, esta región ofrece un viaje inolvidable para quienes se atreven a explorar sin prisa. A bordo de un Lincoln, cada tramo de carretera se convierte en parte esencial de la experiencia.
Antes de entrar a las calles del centro o al aroma de las cocinas serranas, el viaje comienza con la contemplación: al oriente, la Sierra de Zapalinamé ofrece postales de pinos, encinos y crestas rocosas; al poniente, el desierto despliega su grandeza con nopales, biznagas y cielos abiertos.
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CENTRO HISTÓRICO: LA CUNA DEL SARAPE Y LA CANTERA
Fundada en 1577, Saltillo conserva joyas como la Catedral de Santiago, una obra barroca que corona la Plaza de Armas. Cerca de ahí, el Museo del Sarape honra el legado textil de la región, mientras el Museo de las Aves exhibe la riqueza natural que caracteriza al noreste mexicano. El asistente de maniobra de Lincoln facilita estacionarse en las estrechas calles del casco antiguo, permitiendo dedicar más tiempo a caminar y descubrir su historia viva.
SIERRA DE ARTEAGA: FRESCURA DE ALTURA
A solo 30 kilómetros, la Sierra de Arteaga –llamada por muchos la “Suiza de México”– recibe a los viajeros con bosques alpinos, cabañas de montaña y actividades como senderismo, ciclismo y esquí en Monterreal, la única pista del país. La conducción asistida de Lincoln hace de cada curva un trayecto suave y seguro.
PARRAS DE LA FUENTE: TRADICIÓN VINÍCOLA EN EL DESIERTO
A 90 minutos de Saltillo, Parras sorprende con casonas coloniales, árboles centenarios y viñedos que sobreviven al sol del desierto. Hogar de la bodega más antigua de América (1597), esta ciudad combina historia y enoturismo en paseos entre nogales, cavas y muros de adobe. Un destino ideal para quienes buscan maridar paisaje y cultura.
CUATRO CIÉNEGAS: UN VIAJE A LA BIODIVERSIDAD
Tres horas al norte, el valle de Cuatro Ciénegas emerge como una anomalía en medio del desierto: más de 400 pozas de aguas turquesas, ríos cristalinos y dunas de yeso forman un ecosistema único en el mundo. Declarada Reserva de la Biosfera, esta región invita a explorar con conciencia, de la mano de guías locales, sitios como la Poza Azul, el Río Mezquites y las dunas al atardecer, donde el horizonte se incendia en colores.
GASTRONOMÍA, SABORES QUE CUENTAN HISTORIA
El viaje no estaría completo sin la cocina regional: el cabrito al pastor, el machacado con huevo y el pan de pulque representan una tradición viva que se celebra en mercados, restaurantes y hogares. Las glorias, dulces de leche de cabra, y el sotol artesanal o los vinos de Parras completan el festín del viaje por la Región Sureste de Coahuila.
