TORREÓN, COAH.- En la escuela primaria Nissan 41 “Carlos Fuentes Macías” de la colonia Mayrán en Torreón, un niño de 10 años, que cursa el quinto grado, fue víctima de abuso sexual y acoso escolar. Según los reportes, tres compañeros dibujaron penes, los recortaron y, frente a otros menores, se los introdujeron en la boca al niño mientras lo insultaban con la palabra “maricón”.
“El niño afectado no se encuentra bien. Padece Trastorno de Déficit de Atención (TDA) y los agresores se aprovechan de su condición para atacarlo, sin que los maestros intervengan”, denuncian sus familiares.
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Ante esta grave situación, los parientes del menor interpusieron una queja ante la Coordinación de Servicios Educativos de La Laguna. Sin embargo, la única solución propuesta ha sido el cambio de escuela para la víctima, mientras que los agresores permanecen en el plantel.
La petición de los padres es que sean los niños agresores quienes cambien de escuela y, antes de su traslado, ofrezcan una disculpa pública durante la ceremonia de honores a la bandera. Argumentan que esta solicitud “no busca humillar a nadie, simplemente esperan una disculpa por el error cometido”.
Los agresores están plenamente identificados, ya que el niño ha proporcionado sus nombres. Desde el incidente, el menor no ha dejado de llorar, preguntándose por qué “nadie lo quiere”, sintiéndose constantemente “irrespetado y oprimido”. La familia subraya que el niño está profundamente afectado y necesita atención psicológica inmediata, sin esperar a que el caso sea investigado y resuelto.
La madre de la víctima asegura que no es la primera vez que su hijo sufre agresiones; previamente ha sido atacado en la combi escolar, para lo cual tienen pruebas. Los familiares cuestionan: “¿Si la escuela tiene conocimiento de que un niño es agredido en la combi, cómo permite que ese servicio de transporte siga operando para la escuela?”.
Si bien los agresores son niños, la responsabilidad recae en la institución educativa para prevenir actos de violencia dentro de sus instalaciones, en el transporte escolar y en los alrededores del plantel. La situación se agrava por la inacción de los directivos escolares y las autoridades educativas, a pesar de las claras evidencias de abuso sexual y acoso escolar.
