AMADOR PEÑA CHÁVEZ
“OLGA FALCÓN CALDERÓN: LA DAMA DEL REBOZO”

El traje charro se complementa con el sarape en el hombre, y el rebozo, en la china poblana, símbolos de la distinción de una de nuestras más castizas tradiciones mexicanas. Rebozo, prenda que cubre candorosa a la mujer como atuendo que la distinguió durante mucho tiempo; como protector de la cría amorosa que llevaba en su espalda para que el hijo sintiera el calor y escuchara el palpitar tierno del arrullo de su corazón; como abrigo, como atavío en su frágil figura, para cubrir la cabeza; en las muchachas, para lucir sus senos turgentes, como canana cruzada en el pecho; entre el entonado cantar del enamorado que trata de ocultar la dulce mirada a los suspiros del amor, rebozo que alegre, discreto y agraciado acaricias la cintura de la china y te vuelves encanto, música y candor.
El rebozo forma parte del traje nacional de nuestras mujeres; su diferencia en colocación y color depende de la región y circunstancia. Su galanura, distinción y donaire fueron conocidos no sólo en México, sino en el mundo entero por una monclovense: Olga Falcón Calderón, quien orgullosa ostentó el nombre que ganó de “La Dama del Rebozo”, porque nadie ni nunca lo pudo lucir mejor que ella.
La que alguna vez soñara con ser como la Pawlova, creemos que la superó en muchos aspectos por los alcances de su obra que le hizo universal y por la lucha de difundir lo que puede representar para su país la esencia más intensa y de mayor significado.
Nació en Monclova, Coah. origen que siempre la llenó de orgullo, el 21 de junio de 1909, en una familia que para ese entonces podríamos decir que era medianamente acomodada. Hija de don Alfredo Falcón Treviño y doña María Calderón de Falcón. Tal vez los años posteriores a la revolución los encontró en dificultades económicas pues tuvieron que emigrar a la ciudad de México.
En su pueblo natal, pronto destacó sus habilidades para la danza participando en distintos eventos culturales. Su madre doña María, como Presidenta de las Damas de la Ermita Zapopan, realizaba fiestas para recabar fondos para la misma en las que incluía a su hija. Ya en la capital, ingresó a la Academia de Miss Cafrol y de otros coreógrafos, donde pronto se ganó el grado de primera bailarina por sus destacadas aptitudes.
Nos narra Dorita Páez Falcón que cuando Olga y su madre paseaban por algún lugar de México a la jovencita le llamó la atención la cubierta que portaban algunas mujeres y le preguntó a doña María sobre aquello que llevaban puesto. “Es un rebozo que las mujeres sureñas lo usan siempre.” A Olga le interesó todo lo que al rebozo se refería y ya cuando bailaba instituyó El Baile de Rebozo, por lo que se le bautizó como La Dama del Rebozo.
Cualquier persona que vio a Olga bailar su máxima creación, se emocionaban hasta las lágrimas, como lo hicieron los asistentes al Teatro de Bellas Artes en la Ciudad de México, cuando ella lo bailó por vez primera”.
Sigue relatando Dorita: “El baile en sí, precioso por las evoluciones que Olga le daba al mismo, manejando el rebozo como ella quería. Casi al final se da por entendido que ella llevaba a un niñito entre sus brazos. En la última evolución cae al suelo, haciendo el ademán de alimentar al pequeño tapándose el seno con su rebozo, quedando muy quieta mirando a su niño con la cabeza baja.
Entonces en aquellos instantes, todo quedó callado. Ella se levantó desconcertada y empezó a caminar descalza y con el rebozo en rastra… iba triste porque pensó que su mensaje no lo había entendido el público. ¡De pronto! Un aplauso… y otro y mil más la hicieron detenerse casi llorando, igual que aquel público emocionado hasta el llanto… ella se arrodilló en medio del foro llorando también”.

Pronto es reconocida por el mundo artístico e intelectual de la ciudad de México y participa como integrante y cofundadora de la Sociedad Folklore Mexicano (sic) dirigida por el famoso pensador y antropólogo Antonio Caso, entre cuyos miembros y amigos de Olga se encontraban Carlos Pellicer, otro elemento que la eternizaría en una colección de estampillas de trajes regionales de México, el fotógrafo Luis Márquez, la cantautora de corridos redentores e indigenistas Concha Michel, Julia Guzmán, el impulsor de la charrería Carlos Rincón Gallardo, su esposa, la feminista y activista Otilia Zambrano, los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, Nabor Hurtado, entre otros importantísimos personajes.
Tomó parte en la primera película que pretendió reflejar lo mexicano en el mundo: «Allá en el Rancho Grande». En la escena de mayor valor artístico, Olga baila el Jarabe Tapatío con otro coahuilense, Emilio “Indio” Fernández. Además participa en las películas nacionales Ojos Tapatíos, Amapola del Camino, Rosa de Xochimilco… y en gran variedad de cortos musicales. “…Se han escrito para ella multitud de artículos encomiásticos, considerándola un genio en la especialidad a que se dedica y comprendiendo la diferencia notable que existe entre una danzarina y quien hace de la danza un motivo de divulgación folklórica, patriótica con un tema cultural que acusa profundamente los rasgos de cada región de la patria,” escribe Diana Rico en su artículo El Rebozo, estandarte del atavío femenino mexicano.
Fue miembro de la Asociación de Artistas con la credencial número 1795. Se seleccionó como Reina de la Asociación Nacional de Charros, en varias ocasiones bailó el Jarabe Tapatío, con el mismo Marqués de Guadalupe, Carlos Rincón Gallardo, Padre de la Charrería Moderna y en un evento en la hacienda de éste fueron acompañados por la Orquesta de Lerdo de Tejada. En el Festival Mundial de Danza efectuado en Nueva York en 1939 recibió del mismo Presidente Franklin D. Roosevelt el Segundo Lugar Internacional expresándole que para él, merecía Olga la Copa de Oro por su excelente participación. Ella y Ladislao Pineda lograron con nuestro Jarabe, llenar el espacio del foro que otras naciones con grupos muy numerosos no pudieron llenar, cautivando al público que disfrutó de su brillante actuación.
Su estatua de cera elaborada por el escultor Luis Hidalgo se exhibe en el Museo de Nueva York. Participó con la Delegación Mexicana y Artística en Viña del Mar, siendo esperados por el Presidente de la República Sr. Aguirre Cerda. A Olga la acompañó en su Danza don Miguel Lerdo de Tejada como otras veces.
En este mismo año ganó el Primer Lugar en un concurso de declamación en el Palacio de Bellas Artes. Actuó en infinidad de festivales de beneficencia en compañía de grandes artistas como Jorge Negrete, Nicolás Urcelay, Manuel Bernal, Trío Tariácuri, Fernando y Domingo Soler, Sara García y Emilio Fernández, por mencionar algunos.
En uno de los festivales dedicados a las madres por el periódico Excélsior, el cual fue precursor de consagrar un día a ellas a través del periodista Rafael Alducín y efectuado en la Alameda Central el 10 de mayo de 1948, anunció algunos días antes:
“OLGA FALCÓN bailará con el rebozo de la Emperatriz Carlota una de las danzas que mejor sintetizan el alma de nuestro pueblo. Podrá aplaudirla el público de México el día 10 de mayo, en nuestro festival del Día de las Madres, en el Teatro de la Alameda.”
En el Museo El Polvorín de Monclova exhibe un busto dedicado a nuestra gloriosa coterránea, un pie de bronce que sirvió en 1938 de modelo para la elaboración de la Fuente de la Diana Cazadora (representa a la diosa de la cacería o flechadora) realizada por el escultor Juan Fernando Olaguíbel inaugurada en la Ciudad de México por Ávila Camacho en 1942. Para el resto del escultural cuerpo, modeló Helvia Martínez Verdayes en la actualidad Viuda de Serrano.
También se muestra en ese Museo el resto de una hélice de la avioneta de su novio Francisco Saravia (1900 -1939) El Conquistador del Cielo, quien destacó por romper el récord de vuelo de la Ciudad de México a Nueva York. Su avión se desplomó en el río Potomac después de haber despegado de Washington e iniciaba el regreso a la capital de la República. Esta tragedia fue un duro golpe para Olga que difícilmente pudo superar.
La prensa internacional la ha calificado como: Embajadora de la danza mexicana en las Américas, que conmovió al mundo llevando a México en su arte; que impulsó la moda del rebozo en Inglaterra; que triunfó en Bellas Artes, en Nueva York y en cuanto lugar que posó sus pies; que fue idolatrada por los charros. Le debemos un gran reconocimiento a una de las más célebres artistas monclovenses.