Con la llegada de los meses fríos, la piel sufre los efectos del cambio de clima: se reseca, pierde luminosidad y puede presentar irritación o descamación. Por eso, es fundamental adaptar tu rutina de cuidado facial y corporal para protegerla del aire seco, las bajas temperaturas y los cambios bruscos de ambiente. Aquí te compartimos los mejores consejos para cuidar tu piel del frío y mantenerla saludable todo el invierno.
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Hidrata profundamente todos los días
El paso más importante para combatir el clima frío es la hidratación constante. Las bajas temperaturas reducen la producción natural de grasa en la piel, provocando tirantez y resequedad.
Opta por cremas ricas en ácido hialurónico, glicerina o manteca de karité, ingredientes que retienen la humedad y fortalecen la barrera cutánea. Aplica la crema justo después de bañarte, cuando la piel aún está ligeramente húmeda, para sellar mejor la hidratación.
No abuses del agua caliente
Aunque una ducha caliente puede ser tentadora, el agua muy caliente elimina los aceites naturales de la piel, lo que acelera la deshidratación. Lo ideal es bañarte con agua tibia y no permanecer más de 10 minutos bajo el chorro. Además, usa jabones suaves y sin fragancia para evitar irritaciones, sobre todo si tienes piel sensible.
Usa protector solar, incluso en invierno
Un error común es creer que el bloqueador solar solo se usa en verano. La radiación UV sigue afectando la piel en los días fríos y nublados. Por eso, es indispensable aplicar protector solar todos los días, especialmente en el rostro, cuello y manos. Esto previene manchas, envejecimiento prematuro y daño celular.
Exfolia con suavidad
La exfoliación ayuda a eliminar células muertas y mejora la absorción de las cremas hidratantes, pero en invierno debe hacerse con moderación. Exfolia solo una o dos veces por semana con productos suaves para no irritar la piel. Si tu piel es muy seca, prefiere exfoliantes con partículas finas o fórmulas químicas suaves con ácidos naturales.
Cuida tus labios y manos
El frío afecta especialmente a los labios y manos, zonas con piel más fina y menos glándulas sebáceas. Usa bálsamos labiales con cera de abeja o vitamina E y cremas de manos con urea o aloe vera varias veces al día.
Mantén una buena alimentación e hidratación
Por último, recuerda que el cuidado de la piel también viene de dentro. Bebe suficiente agua y consume alimentos ricos en omega 3, antioxidantes y vitamina E, como aguacate, salmón y frutos secos.