Hoy se estrena en las salas de cine de México el más reciente vehículo protagónico del actor hollywoodense ganador del Oscar Brad Pitt “F1”, dirigido por Joseph Kosinksi.
La película, con toda la espectacularidad que se vende, principalmente como en apariencia “la primera de su género que logra meter de manera literal al espectador a un auto de fórmula uno para sentir la experiencia que tiene un piloto como el Checo Pérez”, la realidad es que tiene como antecedentes clásicos de los años 60 y 70 como “Grand Prix” (John Frankenheimer, 1966), que en su momento hizo historia por proyectarse en un formato en su momento asombroso como lo fue el Cinerama, o “Le Mans” (Lee H. Katzin y John Sturges, 1971), protagonizada por el Brad Pitt de su época, Steve McQueen, y en cuanto a trama mucha similitud a “Top Gun: Maverick”, dirigida por el mismo Kosinski.
Tan grande es la expectativa por la taquilla que hará esta película que trajo inclusive a Brad Pitt a tener una de sus premieres en la Ciudad de México, que en la premiere en la Unión Americana que tuvo lugar en la ciudad de Nueva York a inicios de esta semana, fue el mismo protagonista de la saga de “Top Gun”, Tom Cruise, quien hizo acto de presencia en la alfombra roja con su compañero de elenco del éxito taquillero de 1994, “Entrevista con el vampiro”, para cerrar “con broche de oro” la campaña de marketing de la cinta previa a su estreno pero también “calentar motores” para que como sucedió con “Top Gun” Cruise “reviva” otro clásico de los 90s del género de “F1”, “Días de trueno” en una futura secuela.
Precisamente en medio de estos últimos días de promoción previo a su estreno, Pitt comentó en una de sus entrevistas, remontándose a hace tres décadas cuando, después de filmar “Entrevista con el vampiro” sentía que su carrera en el cine no iba para ningún lado, cuando le enviaron el guion de “Seven” y al leer sus primeras páginas le pareció “más de lo mismo” en la tradición de “Arma mortal” por la combinación de un policía negro en vísperas de su retiro uniendo fuerzas con uno más joven y “explosivo”, cuando su representante le sugirió leerlo hasta su última página y el resto es historia.
Remontándonos entonces al año de 1995 cuando a partir del estreno de “Seven” el estatus de Pitt como estrella hollywoodense llegó para quedarse, el éxito abrumador de la cinta opacó casi por completo otro thriller psicológico hollywoodense que se estrenó en cines unas semanas después con todo y las no menos atractivas presencias de la ganadora del Oscar Holly Hunter y la tres veces nominada Sigourney Weaver en “Copycat: El imitador”, de Jon Amiel, filme que en días pasados se estrenó en Netflix y el cual ha envejecido tan dignamente que en tiempos del reciente “Me Too” bien puede colocarse junto a “Seven” como uno de los mejores thrillers de su género de los años 90.
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