El actor, cuyo nombre real era Manuel Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca, “interpretó a todas las nacionalidades, acentos y clases sociales imaginables. Era un verdadero camaleón y la cámara lo aceptaba con todos sus disfraces”. Rodó más de 200 películas, entre ellas algunas tan famosas como El jorobado de Nôtre Dame, Las sandalias del pescador, Barrabás, Viva Zapata o El loco del pelo rojo. Por estas dos últimas películas ganó el Oscar a mejor actor de reparto. Anthony Quinn es un ejemplo de versatilidad, sensualidad, talento y del talante de los actores del pasado, quienes pasaban de pulir zapatos y repartir periódicos a las tablas del teatro local para hacerse, a punta de trabajo duro, un nombre en los estudios y productoras de cine, las cuales daban uso a sus características físicas y sus dotes dramáticos para darle vida a personajes épicos. Este actor, nació en Chihuahua, México, a lo largo de las 6 décadas que duró su carrera. Hizo interpretaciones memorables. Entre ellas destacan ‘Zorba el Griego’ de 1964, ‘Viva Zapata’ de 1952 y ‘La strada’.
Los rasgos mediterráneos de Quinn lo hicieron un fichaje versátil para las producciones de que buscaban rostros capaces de interpretar convincentemente diversas nacionalidades.
Estuvo haciendo las veces de boxeador probablemente facilitado por su talla, carnicero y constructor, pero su apariencia multiétnica le ayudó a conseguir roles secundarios como indígena, mafioso italiano, árabe, filipino e hispano durante la década de 1940. Rodó por aquella época alrededor de 15 largometrajes, encasillado en papeles de delincuente, villano y personajes de dudosa reputación. Una vez consiguió su nacionalidad estadounidense en 1947, consiguió su primer papel protagonista en la película a color ‘Black Gold’ 1947 donde personificó a un nativo norteamericano que se convierte en millonario petrolero. A partir de ese momento, su carrera despegó. En la década de 1950 empezó a conseguir mejores papeles. Pero el verdadero estrellato de su carrera llegó en 1953 cuando viajó a Italia donde logró el papel principal en ‘La strada’ 1954, largometraje que ganó numerosos premios internacionales. Fue con esta película que Quinn inició una nueva faceta interpretativa, esta vez caracterizada por un dramatismo e intensidad sobresalientes que se vieron reflejados en sus siguientes películas, bajo la dirección de importantes nombres del séptimo arte de la época.
En 1956 consiguió su segundo premio Óscar a mejor actor de reparto, esta vez por su rol del pintor Paul Gauguin en la película ‘El loco del pelo rojo’ 1956, del director Vincente Minnelli , sobre la vida de Vincent Van Gogh. A comienzos de la década de 1960 interpretó destacados roles en las películas ‘Los cañones de Navarone’ 1961, ‘Barrabás’ 1961 y ‘Lawrence de Arabia’ 1962, con las que se consolidó como una de las grandes estrellas del firmamento de Hollywood en su era dorada. En 1979 filma su última gran película: El león del desierto, en la que interpreta magistralmente al líder libio Omar Mukhtar y también trabaja en Valentina, basada en la trilogía de Ramón J. Sender Crónica del alba. En la década de 1980 participó en una decena de películas, sin mayor notoriedad. En esta época se dedica principalmente a su gran pasión: la pintura y la escultura en bronce y mármol, donde gana dinero en sus exposiciones. En la década de 1990 actuó en la serie de televisión Hércules y comenzó a aparecer haciendo “cameos” en varios filmes, es decir, breves apariciones para reforzar el gancho comercial de dichas producciones; como fue el caso de Los fantasmas no pueden hacerlo, comedia picante protagonizada por Bo Derek.
En 1952 actúa como un bucanero en la película Against the Flags junto a un ya decadente Errol Flynn y a la consagrada beldad Maureen O’Hara.
En 1953 viajó a Italia donde, después de participar en algunas películas, logró el papel principal en la película La Strada (1954) de Federico Fellini, que ganó numerosos premios internacionales. Con esta película inició una nueva faceta interpretativa, marcada por el dramatismo y la intensidad en los papeles que encarnó en sus siguientes películas, bajo la dirección de importantes directores como George Cukor, Martin Ritt, Edward Dmytryk, John Sturges y Nicholas Ray, entre otros. También el paso a la madurez (cumplió 40 años en 1955) cambió su aspecto físico, lo que lo ayudó a conseguir roles de carácter.
Recibió en 1956 su segundo Óscar al mejor actor de reparto, por su rol del pintor Paul Gauguin en la película El loco del pelo rojo, del director Vincente Minnelli, sobre la vida de Vincent Van Gogh. Es destacable mencionar que Quinn solo aparece ocho minutos en la película. El papel principal lo interpretó Kirk Douglas, con quien había colaborado en la película Ulises en 1954, y con quien también lo haría en 1959 en la película El último tren de Gun Hill.
En 1956 hizo una notable interpretación de Cuasimodo en la película Notre Dame de Paris, junto a Gina Lollobrigida. En 1958 dirigió él mismo una nueva versión de la película El bucanero (The Buccaneer), en la cual había participado en un papel secundario en 1938. Esta segunda versión sería su única participación como director de cine.
Anthony Quinn y Marlon Brando en ¡Viva Zapata! (1952).
A comienzos de la década de 1960, y dentro de la moda “histórica” de Hollywood, interpretó destacados roles en las películas Los cañones de Navarone (1961), Barrabás (1961) y Lawrence de Arabia (1962).
En 1962, su matrimonio con Katherine De Mille estaba muy deteriorado y se enamoró de Iolanda Addolari, una italiana ayudante de vestuario, mientras rodaba Barrabás. Se divorció de Katherine y se casó en 1965 con Iolanda. Del matrimonio con Iolanda Addolari nacieron tres hijos: Francesco, Lorenzo y Daniele.
En 1964 realizaría el papel que lo marcaría el resto de su vida, en la interpretación del viejo Alexis Zorba en Zorba, el griego (1964), del director chipriota Michael Cacoyannis, por el que fue nominado al Óscar al mejor actor principal. La música del filme fue creada por el compositor griego Mikis Theodorakis. Anthony Quinn participó además como coproductor de la película.
En los últimos años de la década de 1960 interpretó roles memorables; por ejemplo, en La hora 25 (1967), donde interpreta a un prisionero rumano convertido en un soldado alemán, cuyo perfil «ario» es canonizado por los nazis; a un bandido confundido por un clérigo en Los cañones de San Sebastián (1967), a un papa ficticio en Las sandalias del pescador (1968) y a un alcohólico en El secreto de Santa Vittoria (1969), en el cual lució sus mejores dotes histriónicas. La década de 1960 fue sin duda la mejor etapa de su carrera.
En las siguientes décadas volvió a ser encasillado en roles, esta vez basados en sus anteriores filmes. Sin embargo, en la película Los amigos (1973), del género spaghetti western, junto al actor italiano Franco Nero, logró un muy convincente rol como sordomudo.
En 1977, interpretó magistralmente a Caifás en la miniserie de televisión Jesús de Nazaret, de Franco Zeffirelli.
En 1977 interpretó también a Hamza Ibn ‘Abd al-Muttalib, el tío de Mahoma, en la película El mensaje, dirigida por el sirio Moustapha Akkad (productor de Halloween, de John Carpenter), en la que se retrata la vida de Mahoma y los inicios del islam. Esta película se filmó en Libia y Marruecos. Como dato curioso, Akkad filmó al mismo tiempo una versión en árabe con un elenco árabe para el público arabófono, de modo que se trató de dos películas filmadas a la vez. La película El mensaje es hoy en día muy valorada por los musulmanes, pues se apega fielmente a la historia canónica de Mahoma, siendo la única película de Hollywood hasta hoy que, según los musulmanes, cuenta la verdadera historia de los inicios del islam.
En 1979 filma su última gran película: El león del desierto, en la que interpreta magistralmente al líder libio Omar Mukhtar, y también trabaja en Valentina, basada en la trilogía de Ramón J. Sender Crónica del alba.
Actuó también en una nueva versión para televisión de El viejo y el mar de 1990, junto a su hijo Francesco. Ese mismo año aparece junto con los actores Kevin Costner y Madeleine Stowe en la película Revenge, en el cual interpreta magistralmente a un marido engañado. Luego trabaja en Fiebre salvaje de Spike Lee y en 1995 en Un paseo por las nubes, con Keanu Reeves y Aitana Sánchez Gijón. Anthony Quinn falleció el 3 de junio de 2001 a los 86 años como consecuencia de una grave neumonía contraída después de haber sido sometido a quimioterapia debido a un cáncer de esófago. Una parte de sus cenizas fueron arrojadas en el Cañón del Cobre en Chihuahua y el resto de sus cenizas yacen en su finca en Rhode Island.