
El capitán Rigoberto era un esclavo del rigor. Pasó meses trazando cartas de navegación impecables, calculando cada milla y cada recurso. Pero cometió un error fatal: confundir el papel con la realidad.

El capitán Rigoberto era un esclavo del rigor. Pasó meses trazando cartas de navegación impecables, calculando cada milla y cada recurso. Pero cometió un error fatal: confundir el papel con la realidad.