
Todo líder, en algún momento, ha utilizado al enemigo externo para buscar la cohesión interna, fortalecerse y esconder sus verdaderas intenciones. El presidente James Polk utilizó a México para expandir Estados Unidos y se fue a la guerra de anexión de 1847-48. Woodrow Wilson utilizó la primera guerra contra Alemania para lograr la aprobación del Acta de Sedición y Espionaje que silenció a críticos, sindicalistas y socialistas. José Stalin, alegó la amenaza del capitalismo, para justificar purgas e imponer un control totalitario. Mao se valió de Estados Unidos y “los poderes imperialistas” para sellar la unidad ideológica para esconder sus fracasos en el gobierno. Leopoldo Galtieri se fue a la Guerra de las Malvinas para desviar la atención del colapso económico en el que estaba Argentina.



