Los procesos artísticos a veces quedan tan ocultos, reservados a la privacidad del estudio y unos cuantos allegados de quien crea, que en muchas ocasiones el producto final parece resultado de un don divino, de un talento innato.
Pero la exposición “El ejercicio de la imagen” revela lo que significa aprender y los errores que se cometen en el camino, en un acto de apertura por parte del arquitecto Alberto Meireles, quien presenta en la Taberna el Cerdo de Babel piezas que forman parte de su estudio de la técnica de pintura al óleo.
“Todo empezó cuando tomé un taller con la artista chilena Ofelia Andrades Madariaga. Ella me enseñó que lo que hacía no era una obra, sino ejercicios de imagen, porque una obra implicaba un proceso al que llegas después de ciertos fundamentos y observar tus errores para desarrollar un lenguaje visual propio”, explicó el artista para VANGUARDIA.
Las obras que se exhibirán durante este mes de octubre en el restaurant-bar son parte de ese proceso y revelan los errores y aprendizajes que ha tenido Meireles en su camino a la creación de una primera propuesta pictórica oficial.
“Yo en la arquitectura trato de que todo objeto que desarrollo esté contextualizado, nada es por mi gusto o porque se me ocurrió. Entonces por eso me hizo mucho click convivir con esta persona, porque me di cuenta que la pintura, al menos como lo percibo yo, es algo similar y es un proceso constante, ejercitarse como si estuvieras en el gym para eventualmente lograr eso que quiero hacer desde hace muchos años, que es generar una obra de arte y ser un artista, por lo pronto no lo soy, estoy en camino”, compartió Meireles, quien lleva poco más de seis años pintando.
La exhibición también la plantea como un “calentamiento” en sus propios méritos, lo que le ha permitido no solo poner en práctica cuestiones de curaduría y gestión para la misma, sino también la confrontación con el público.
“Yo quería mostrar el error, ver en qué voy a fallar y así poder lograr en algún punto de la vida un acierto”, explicó, “y llega algún punto en el que debes decidir que algo se queda como ejercicio. Cuando terminé las obras que hice en el taller de Ofelia [en la exposición], me recomendaron dejarlas así, porque son testigos de ese proceso, no tendría sentido seguirlas trabajando, mejor las hago de nuevo con todos los conocimientos adquiridos”.
“También es una muestra de que no todo debe ser lineal y que nadie debe ver tus errores. Yo creo todo lo contrario, es lo que te hace humano, básicamente, es lo que quería mostrar”, agregó.
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Pensando hacia el futuro, sus objetivos y qué le gustaría explorar en su primera exposición con un proyecto concreto, mencionó que primero desea dominar las bases técnicas del óleo y la composición, así como un lenguaje pictórico propio, y luego ya establecer una propuesta a partir de su trabajo en la arquitectura, que mostrará lo que significa el trabajo duro en la construcción.