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¡2 de octubre no se olvida! ¿Cómo se originó la Matanza de Tlatelolco y que tuvo que ver el movimiento estudiantil?

El 2 de octubre de 1968 quedó marcado en la historia del país como uno de los episodios más dolorosos y significativos de la lucha social en México. Esa tarde, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, se perpetró una masacre contra estudiantes y civiles que participaban en un mitin pacífico, lo que dio fin de manera violenta al movimiento estudiantil de aquel año.

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LA MATANZA DE TLATELOLCO: UN MOVIMIENTO SOCIAL QUE TRASCENDIÓ LAS AULAS

El movimiento estudiantil de 1968 no se limitó a las demandas escolares. A los estudiantes universitarios y de nivel medio superior se sumaron profesores, amas de casa, obreros, sindicatos e intelectuales que cuestionaban el autoritarismo estatal y reclamaban mayores libertades democráticas.

El detonante del conflicto ocurrió el 23 de julio de ese año, cuando una riña entre alumnos de la Escuela Vocacional 5 y la Preparatoria particular Isaac Ochoterena derivó en un operativo de la policía y del cuerpo de granaderos. La represión provocó el surgimiento del Consejo Nacional de Huelga (CNH), formado por representantes de diversas instituciones como la UNAM, el IPN, El Colegio de México, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle, la Normal de Maestros y la ENAH.

Entre las principales demandas presentadas se encontraban:

– Libertad a los presos políticos.

– Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, que sancionaba el delito de disolución social.

– Desaparición del cuerpo de granaderos.

– Destitución de altos mandos policiacos.

– Indemnización a familiares de víctimas y heridos.

– Responsabilidad de los funcionarios involucrados en los actos de represión.

LA OPERACIÓN GALEANA Y LA NOCHE DEL 2 DE OCTUBRE

La tarde del 2 de octubre de 1968, miles de personas se congregaron en la Plaza de las Tres Culturas para escuchar a los oradores del CNH. Testimonios e investigaciones posteriores han revelado que en el lugar se desplegó el Batallón Olimpia, un grupo paramilitar cuyas funciones fueron en un principio negadas por el gobierno. Sus integrantes, vestidos de civiles y con un guante blanco como distintivo, tenían la orden de infiltrar la concentración y tomar el edificio Chihuahua, donde se encontraban dirigentes estudiantiles y periodistas.

Poco antes de las seis de la tarde, bengalas lanzadas desde un helicóptero sirvieron como señal para iniciar el ataque. El Ejército y los francotiradores del Batallón Olimpia abrieron fuego contra la multitud. El caos se desató en cuestión de minutos: civiles corrieron para refugiarse en los edificios cercanos, pero el ejército ingresó a los departamentos en busca de jóvenes, muchos de los cuales fueron detenidos sin orden judicial.

El gobierno reportó oficialmente 30 muertos y 53 heridos graves, aunque diversas investigaciones posteriores estimaron cifras mucho más altas. La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, en 2006, reconoció que podrían haber sido más de 350 las víctimas fatales.

LA MATANZA DEL 68 Y LOS JUEGOS OLÍMPICOS

Los hechos de Tlatelolco ocurrieron a solo diez días de la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México, lo que contrastó con la imagen internacional que el país buscaba proyectar. Con el paso de los años, testimonios, documentos desclasificados y expedientes oficiales permitieron confirmar que la represión fue una acción planeada por el Estado mexicano.

El 27 de noviembre de 2001, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió la Recomendación 26/2001, en la que pidió al gobierno asumir la responsabilidad ética y política de los hechos y garantizar que no se repitieran violaciones similares. En 2018, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) retomó el tema y planteó medidas de reparación del daño, así como una disculpa pública a los sobrevivientes y familiares.

Entre los derechos vulnerados por el Estado mexicano se identificaron el derecho a la vida, la libertad de expresión, la integridad personal, la legalidad y la seguridad jurídica, además del derecho de las familias a la justicia.

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LA MATANZA DE TLATELOLCO: EL LEGADO DE UN MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

A más de cinco décadas, la consigna “¡2 de octubre no se olvida!” se mantiene vigente como símbolo de memoria y resistencia. Cada año, colectivos estudiantiles, organizaciones sociales y ciudadanos marchan en la Ciudad de México y en otras partes del país para recordar a las víctimas y exigir justicia.

El movimiento de 1968, aunque brutalmente reprimido, marcó un punto de inflexión en la vida política y social de México. Su legado persiste como recordatorio de la lucha por las libertades democráticas y de los costos humanos de la represión.

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