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El ‘discurso de odio’ y la Primera Enmienda en EU: lo que hay que saber

NUEVA YORK- Los funcionarios del gobierno de Trump han hablado mucho de castigar ciertos tipos de mensaje. Esto es lo que dice la ley.

Tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, el presidente Donald Trump y miembros de su gobierno han reflexionado públicamente sobre la posibilidad de castigar a quien haya dicho cosas insensibles, provocadoras o llenas de odio sobre la muerte de Kirk. Un tema recurrente en sus declaraciones fue que al menos algunos de esos comentarios críticos equivalían a “discurso de odio”.

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La fiscala general Pam Bondi, por ejemplo, dijo en un pódcast el lunes que “nos centraremos absolutamente en ti, te perseguiremos, si atacas a alguien con discursos de odio”.

Tras una reacción negativa, pareció ajustar su análisis, y el martes declaró en las redes sociales que “el discurso de odio que traspasa los límites de las amenazas de violencia NO está protegido por la Primera Enmienda. Es un delito”.

Todd Blanche, fiscal general adjunto, sugirió el martes en una entrevista en la CNN que las personas que protestaban mientras Trump cenaba en un restaurante de Washington podrían haber cometido un delito.

Por su parte, Trump dijo el martes que, al resolver una demanda por difamación, “ABC me pagó 16 millones de dólares por una forma de discurso de odio”.

He aquí lo que dice la Primera Enmienda sobre los esfuerzos del gobierno por suprimir los discursos de odio y similares.

¿QUÉ ES EL DISCURSO DE ODIO?

La definición habitual, basada en declaraciones de las Naciones Unidas y el Consejo de Europa, incluye epítetos raciales, étnicos y religiosos; llamamientos a la intolerancia racial o religiosa; y declaraciones falsas sobre grupos raciales o religiosos, siendo la negación del Holocausto el ejemplo más común.

¿PERMITE LA PRIMERA ENMIENDA QUE EL GOBIERNO CASTIGUE EL DISCURSO DE ODIO?

La Corte Suprema ha dicho claramente “no”, y no solo en el contexto de procesos penales. En una opinión de 2017 en una decisión que anulaba una ley federal que prohibía las marcas comerciales despectivas, el juez Samuel A. Alito Jr. expuso la opinión establecida, al decir que al gobierno no le correspondía “impedir la expresión de ideas ofensivas”.

“Esa idea”, escribió Alito, “afecta el corazón de la Primera Enmienda. El discurso que degrada por motivos de raza, etnia, sexo, religión, edad, discapacidad o cualquier otro motivo similar es de odio”.

Citando una disidencia clásica de 1929 del juez Oliver Wendell Holmes Jr., Alito añadió que “el mayor orgullo de nuestra jurisprudencia sobre la libertad de expresión es que protegemos la libertad de expresar ‘el pensamiento que odiamos’”.

¿PUEDEN LOS TRIBUNALES PROHIBIR LA EXPRESIÓN OFENSIVA QUE CAUSE ANGUSTIA A QUIENES A EXCUCHAN?

También en este caso, la Corte Suprema ha dicho “no”. Los tribunales no detuvieron una marcha planeada por el Partido Nazi Americano en Skokie, Illinois, en 1977, aunque hubiera sido profundamente angustiosa para los muchos sobrevivientes del Holocausto que vivían allí.

En 2011, por una votación de 8 a 1, la Corte Suprema dictaminó que la Primera Enmienda protegía a la Iglesia Bautista de Westboro, que protestaba en funerales militares con pancartas con mensajes como “Estados Unidos está condenado” y “Gracias a Dios por los soldados muertos”.

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“La palabra es poderosa”, escribió para la mayoría el presidente de la corte, John G. Roberts Jr. “Puede incitar a la gente a la acción, provocar lágrimas de alegría y de tristeza y, como ocurrió en este caso, infligir un gran dolor”.

Pero, según la Primera Enmienda, añadió “no podemos reaccionar a ese dolor castigando al orador”. En cambio, el compromiso nacional con la libertad de expresión, dijo, exige la protección de “incluso las expresiones hirientes sobre cuestiones públicas para garantizar que no sofoquemos el debate público”.

¿ES DISTINTIVO EL ENFOQUE ESTADOUNIDENSE RESPECTO AL DISCURSO DE ODIO?

Sí.

“En gran parte del mundo desarrollado, el uso de epítetos raciales se hace bajo riesgo legal; exhibir símbolos nazis u otros emblemas de odio étnico conlleva un riesgo legal significativo; y fomentar la discriminación contra minorías religiosas se hace bajo amenaza de multa o prisión”, escribió Frederick Schauer, entonces profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de Harvard, en un ensayo de 2005 titulado “La Excepcional Primera Enmienda”.

“Pero en Estados Unidos”, escribió el profesor Schauer, quien falleció el año pasado, “toda expresión de ese tipo sigue protegida constitucionalmente”.

¿CUÁNDO SURGIÓ EL DISCURSO DE ODIO COMO CATEGORÍA LEGAL EN EL RESTO DEL MUNDO?

Muchos juristas afirman que el concepto tomó forma a mediados de la década de 1960, y señalan la Ley de Relaciones Raciales de 1965 en el Reino Unido, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial de 1965 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.

¿Y LA INCITACIÓN A LA VIOLENCIA ?

La Primera Enmienda no protege la incitación, pero la Corte Suprema ha definido ese término de forma bastante restrictiva, y exige una probabilidad de violencia inminente. La mera apología de la violencia, el terrorismo o el derrocamiento del gobierno no es suficiente; las palabras deben tener la intención y la probabilidad de producir violencia o anarquía de inmediato.

En 1969, en el caso Brandenburg contra Ohio, la Corte Suprema anuló por unanimidad la condena de un dirigente de un grupo del Ku Klux Klan en virtud de una ley de Ohio que prohibía la apología del terrorismo. El líder del Klan, Clarence Brandenburg, había instado a sus seguidores en un mitin a “devolver a los judíos a Israel” y a “enterrar” a las personas negras, utilizando un insulto racial. También dijo que debían considerar la “venganza” contra los políticos y jueces que no simpatizaran con los blancos.

Solo estaban presentes miembros del Ku Klux Klan y periodistas. Como las palabras de Brandenburg no llegaron a llamar a la violencia inmediata en un entorno en el que tal violencia era probable, la Corte Suprema dictaminó que no podía ser procesado por incitación.

Trump se ha beneficiado de dicha sentencia. Durante su campaña para las elecciones presidenciales de 2016, señaló a unos manifestantes en uno de sus mítines y dijo a la multitud: “Sáquenlos de aquí”. Los manifestantes, que dijeron haber sido agredidos con saña, lo demandaron por incitar a los disturbios.

Trump ganó la demanda. Un tribunal federal de apelación, remitiéndose a Brandenburg, dictaminó que su exhortación estaba protegida por la Primera Enmienda.

“A los oídos de algunos partidarios, las palabras de Trump pueden haber tenido tendencia a provocar una respuesta física, en caso de que un manifestante perturbador se negara a marcharse”, escribió el juez David W. McKeague para la mayoría, “pero no propugnaban específicamente tal respuesta”.

¿QUÉ OCURRE CON LAS AMENAZAS CONTRA PERSONAS ESPECÍFICAS?

La Corte Suprema ha reconocido una excepción a la Primera Enmienda para las “amenazas reales” de violencia. Pero también en este caso ha definido la categoría de forma restrictiva.

En 2023, la Corte Suprema impuso límites a las leyes estatales que tipificaban como delito las amenazas en internet dirigidas a personas, al decir que los fiscales deben demostrar que los autores habían actuado al menos de manera imprudente.

“El Estado debe demostrar que el acusado ignoró conscientemente un riesgo sustancial de que sus comunicaciones fueran vistas como amenazas de violencia”, escribió la juez Elena Kagan para cinco jueces en la decisión de 7 a 2.

La juez Kagan reconoció que las “amenazas reales” no estaban protegidas por la Primera Enmienda. Pero dijo que el riesgo de inhibir la expresión protegida justificaba imponer una carga adicional a los fiscales.

“El temor del orador a equivocarse sobre si una declaración es una amenaza, su temor a que el sistema jurídico se equivoque al juzgarla, su temor, en cualquier caso, a incurrir en costos legales, todo ello puede llevarle a tragarse palabras que, de hecho, no son amenazas reales”, escribió.

¿TIENE RAZÓN TRUMP EN QUE UN ACUERDO POR DIFAMACIÓN ES PRUEBA DE DISCURSO DE ODIO?

La gente llega a acuerdos judiciales por muchas razones. Pero un funcionario público que presenta una demanda por difamación debe demostrar no solo que la declaración impugnada era falsa y difamatoria, sino también que su autor había actuado con “malicia real”, un término jurídico que no tiene nada que ver con el significado ordinario de malicia en el sentido de odio, rencor o mala voluntad. Más bien requiere que los demandantes demuestren que el demandado sabía que la declaración controvertida era falsa, o que había albergado serias dudas sobre su veracidad.

Si el discurso de odio está protegido por la Primera Enmienda, ¿por qué se despide a la gente por cosas que han dicho sobre Kirk?

Las instituciones privadas, incluidos los empleadores, no están sujetas a la Primera Enmienda, que solo restringe las actividades gubernamentales. c. 2025 The New York Times Company.

Por Adam Liptak, The New York Times.

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