Miley Cyrus no está de moda, ella está vigente en todo momento, ya sea por su música, sus declaraciones, su postura ante los dramas familiares o algún cambio en su imagen, Miley siempre está presente en los medios o en las redes sociales, y con el lanzamiento
Desde su irrupción en la cultura pop como rostro de Disney hasta su consolidación como artista camaleónica y dueña de una estética personal y provocadora, Cyrus ha usado la moda como lenguaje para reafirmar su autonomía y expresar sus múltiples transformaciones.
Precisamente con el lanzamiento de un nuevo disco que refuerza su madurez musical y estética, su estilo vuelve a estar en el centro del debate cultural. Este es un recorrido por sus claves visuales, simbólicas y narrativas.
DE ÍDOLO JUVENIL A PROVOCADORA POP
La imagen pública de Miley Cyrus comenzó a moldearse cuando apenas era una adolescente. Su papel como Hannah Montana la situó como ídolo juvenil global.
La transición de Cyrus de estrella infantil a artista adulta no fue sutil. A partir de 2010, y especialmente con la publicación del álbum ‘Bangerz’, en 2013, la cantante emprendió un giro radical que también se tradujo en su indumentaria.
La actuación en los MTV Video Music Awards de ese mismo año, con un body nude de látex y una coreografía sugerente, selló definitivamente su ruptura con la inocencia impuesta. Su armario empezó a llenarse de prendas atrevidas, cortes extremos, referencias al punk y la cultura urbana, y guiños constantes al “kitsch” y la ironía.
LA ESTÉTICA COUNTRY EN SU ADN
Pese a sus múltiples cambios de registro, hay un elemento que ha acompañado a Cyrus desde el inicio: su vinculación con la estética country. Criada en Nashville, hija del cantante Billy Ray Cyrus, Miley ha reivindicado sus raíces musicales y culturales en distintos momentos de su carrera.
En el plano estético, esto se ha traducido en el uso recurrente de botas tejanas, camisas de cuadros, flecos, tejidos denim y sombreros de ala ancha. Durante su era Younger Now (2017), esta conexión fue especialmente visible: la artista combinaba trajes inspirados en el western con maquillaje natural, cinturones grandes y vestidos florales.
Más allá del cliché, su visión del country ha sido revisada con un enfoque contemporáneo y, en ocasiones, feminista. Miley ha transformado la simbología sureña en un gesto de empoderamiento y reapropiación.
EL PELO COMO DECLARACIÓN PIRNCIPAL
Si hay algo que ha funcionado como termómetro de sus etapas creativas y emocionales, ese ha sido su pelo. Durante sus años Disney, lucía una melena larga, castaña y ligeramente ondulada. Con la llegada de la era Bangerz, sorprendió con un corte “pixie” platinado, símbolo de ruptura y renacimiento.
En los años siguientes, Cyrus experimentó con todo tipo de longitudes, texturas y colores: cortes mullet, raíces oscuras, rubios oxigenados, peinados retro… Cada peinado hablaba por ella, funcionaba como una extensión de su discurso.
Recientemente, con la estética inspirada en los años setenta que acompañó a su disco ‘Plastic Hearts’ del 2020, rescató el ‘mullet’ en versión “glam rock”, reafirmando su capacidad para combinar nostalgia y vanguardia. En su último álbum, vuelve a apostar por el rubio platino, pero con un aire más sofisticado y contenido.
ESTILO ACTUAL: SOFISTICACIÓN CON IDENTIDAD
En su etapa más reciente, con 33 años cumplidos, Miley ha adoptado una estética que podríamos definir como sofisticada pero nunca neutra. En sus apariciones públicas se decanta por vestidos de corte estructurado, tejidos nobles y combinaciones monocromáticas, pero sin perder el toque transgresor.
Su colaboración con diseñadores como Anthony Vaccarello (Saint Laurent), Alessandro Michele (Gucci) o John Galliano (Maison Margiela) ha consolidado una imagen en la que conviven la teatralidad y la elegancia. Cyrus ha aprendido a utilizar la moda como herramienta narrativa, no como disfraz, y eso le permite habitar múltiples estéticas sin perder cohesión.
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En el plano cotidiano, su estilo es más relajado, pero igualmente cargado de intención: camisetas de grupos, pantalones vintage, botas de plataforma, gafas oscuras y chaquetas de cuero. Una versión adulta y depurada de la rebelión que marcó sus veintitantos. (Con información de EFE)